jueves, 29 de septiembre de 2022

Ranking QS entrega reconocimientos a la UNAL por estar entre las mejores de América Latina

 La décima entre las mejores universidades de la región por quinto año consecutivo, y la segunda del país, así se posiciona la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) dentro del ranking de la compañía británica Quacquarelli Symonds (QS). Hoy, la UNAL recibió certificados de reconocimiento por mantenerse en el Top 10 de Latinoamérica y por su reputación institucional.

La compañía QS, que en su edición 2022 evalúo a 428 universidades, publica el listado de las mejores instituciones de educación superior (IES) de América Latina desde 2011, año en el que la UNAL ya figuraba como una de las mejores, teniendo en cuenta los siguientes 8 indicadores: reputación académica, reputación de empleadores, citaciones por artículo, relación estudiante-profesor, artículos por profesor, profesores con doctorado, impacto página web y redes internacionales de investigación.

La principal fortaleza de la UNAL es la reputación institucional, en la que obtiene la máxima puntuación, lo cual evidencia el compromiso y la formación integral que tiene el trabajo colectivo y el desarrollo de conocimientos por parte de sus integrantes para toda la sociedad.

Los certificados fueron recibidos por las directivas de la UNAL, en cabeza de la profesora Dolly Montoya Castaño, rectora de la Institución, además de los docentes Camilo Younes, vicerrector de Investigación, José Ignacio Maya, director Nacional de Planeación y Estadística, y María Fernanda Lara, secretaria General.

Estos reconocimientos llegan pocos días después de que la Universidad conmemorara su aniversario número 155, lo cual representa una recompensa a la excelencia académica, científica y tecnológica adelantada por tantos años en beneficio del bien común de la nación.

Leigh Kamolins, director de Análisis y Evaluación de QS, señaló que “Colombia sigue siendo una potencia en cuanto a conocimiento y educación en la región, ya que el país es la casa de 7 de las universidades del Top 50 de América Latina, y además 62 IES del país estuvieron presentes en los resultados de este año, número que nunca se había visto en lo que va del ranking”.

También manifestó que “las universidades colombianas no solo están aportando en el desempeño académico, sino que ayudan a la construcción de sociedad, y con este resultado se puede ver que el nivel de la Universidad Nacional de Colombia va a ir mejorando cada vez más, consolidándose como un referente de educación y conocimiento en la región”.

Por su parte, Paula Henao, directora Regional en Latinoamérica de QS, manifestó que “hay dos factores muy importantes que la UNAL debe tener en cuenta para mantener la excelencia demostrada en el ranking: por un lado la web y las redes, ya que la información de la Institución se podría entregar de mejor manera tanto a la región como al mundo; y por otro, se deben observar de cerca las citaciones, ya que entre 2020 y 2021 hubo una caída en este rubro para la Universidad”.

Para la experta, “al estar en el Top 10 de Latinoamérica, cualquier pequeño factor puede modificar el puntaje, por lo que no hay que bajar la guardia; es fundamental pensar en lo que la audiencia quiere ver de la Universidad, ampliando los horizontes de la comunicación a las poblaciones interesadas en Latinoamérica y el mundo”.

El vicerrector Younes preguntó acerca de cómo se miden temas como el trabajo que hace la Universidad en regiones apartadas como la Amazonia, en donde todos los aportes que se realizan no necesariamente se publican en revistas especializadas, sino que también hay una presencia a partir de acciones concretas que aportan a las comunidades.

A esto, el director Kamolins respondió que “es un tema que se viene discutiendo con varias universidades de la región, ya que a veces se mide lo que se puede medir; sin embargo, estamos trabajando por que ese asunto también tenga un espacio en el ranking, y próximamente se hablara más acerca de ello”.

La directora regional Henao señaló que se debe priorizar una comunicación efectiva con todas las sedes de la Institución, para que se sepa lo que se están haciendo y en lo que se debe mejorar, para seguir siendo una de las mejores de Latinoamérica.

QS premió la excelencia académica en la región en 5 categorías: “Mejora de la Universidad”, “Excelencia en investigación”, “Reputación institucional”, “Nuevos participantes”, y “Top 10 de Latinoamérica”. Los resultados se publicaron durante la Cumbre de Educación Superior de QS: Américas 2022, realizada en la Universidad Vila Velha (Brasil).
















lunes, 26 de septiembre de 2022

Transgénicos en Colombia: más regulación y menos prohibición

 Mientras que en el país la especulación con el futuro de las semillas transgénicas crece entre aliados y contradictores, académicos expresan su preocupación porque “el campo está varado, la población aumenta y las cifras de hambre ascienden”.

Así lo manifiesta el profesor Carlos Iván Cardozo, de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, al lamentar que desde hace tres décadas en el país solo se siembran 5 millones de hectáreas –de unas 20 millones adicionales– que se podrían cultivar, y paradójicamente el crecimiento demográfico ha incrementado.

Según cifras del DANE, la población colombiana actual es cercana a los 50 millones de habitantes, y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) señala que 7,3 millones tienen en riesgo su seguridad alimentaria durante 2022.

En la actualidad cursa en el Congreso de la República el proyecto de Acto Legislativo 04, que buscan modificar el artículo 81 de la Constitución e incorporar la prohibición del ingreso, la producción, comercialización y exportación de semillas genéticamente modificadas, conocidas como transgénicas.

Sin embargo, el uso de estas se ha extendido por el mundo para responder a los efectos del cambio climático, el hambre y la seguridad alimentaria, ya que registran un mejor comportamiento frente al clima, las plagas y enfermedades.

El ente encargado de aprobar en Colombia el permiso para los cultivos transgénicos importados y exportados es un comité en el que participan los Ministerios de Salud, Ambiente y Ciencia, además del Instituto Colombiano Agropecuario (ICA). El trámite puede durar hasta tres años.

Para el profesor Cardozo, “una eventual prohibición del uso de transgénicos no es el camino; el camino es la regulación, y en Colombia tenemos el personal científico, centros nacionales e internacionales, y algunas universidades cuentan con la capacidad técnica para hacerlo bien”.

Modificación genética, ¿sinónimo de transgénicos?

La modificación genética no nació con la transgénesis ni es su sinónimo; se trata de un método tradicional que cruza variedades y que se ha hecho desde que el hombre empezó a domesticar las especies hace más de 10.000 años.

“Se puede hacer por métodos tradicionales de fitomejoramiento entre materiales de la misma especie o parientes cercanos compatibles”, indica el académico.

Por su parte, la transgénesis se originó en la década de 1980 como producto de un avance científico en biología molecular que buscaba atender la problemática del crecimiento de la población humana en la tierra y hacer aportes para mejorar la cantidad y calidad de los alimentos.

“Con la transgénesis se aísla el gen que gobierna el carácter deseable y se introduce al material por técnicas de laboratorio; la especie fuente del gen puede ser de la misma o de diferente especie”.

Un mejoramiento o cruzamiento tradicional puede durar entre 8 y 10 años, mientras con la transgénesis el proceso es más corto.

Frente a la especulación, el profesor Cardozo aclara que cuando una persona consume una tajada de tomate o banano está comiendo genes: “los genes están en las células de todos los alimentos que comemos”, y aprovecha para aclarar que “sembrar una semilla no es lo mismo que sembrar un grano”.

Semilla, vehículo para transportar calidad

En Colombia hay más importación de semillas que producción nacional, asunto en el que trabajan los gremios con grandes, medianos y pequeños productores, quienes proponen sembrar 400.000 hectáreas de maíz y sustituir buena parte de la importación con semillas que garanticen el rendimiento y la economía campesina familiar.

Según Leonardo Ariza Ramírez, gerente general de la Asociación Colombiana de Semillas y Biotecnología (Acosemillas), “el país consume en promedio 7 millones de toneladas de maíz al año, de las cuales la producción nacional aporta un 1,5 millones”.

Para el directivo, egresado de la UNAL, “el país requiere que se invierta no solo en investigación en semillas, sino también en la logística que se requiere para su secamiento, almacenamiento y transporte que permita sacar la producción del país”.

Sobre las semillas seleccionadas y certificadas como es el arroz, el maíz, la cebada y la soya, el gerente de Acosemillas señala que estas no riñen con las semillas criollas.

“Aunque hoy existe buena variedad de semillas nativas, estas son reguladas por las autoridades en factores sanitarios, mas no por aspectos de calidad”.

A propósito de la importancia de la calidad en las semillas, el próximo 3 y 4 de noviembre se realizará el Congreso Nacional de Semillas en la UNAL Sede Palmira.

El evento espera reunir a más de 300 asistentes nacionales e internacionales de la academia, la investigación, la producción, la comercialización, la transformación y el consumidor final, quienes accederán a la agenda académica y a la muestra comercial de productos y servicios especializados del sector agropecuario.




jueves, 15 de septiembre de 2022

Muerte de Isabel II aceleraría movimientos republicanos en países que la reconocían como Jefe de Estado

 Es bastante probable, e incluso esperable, que Canadá, Australia y Nueva Zelanda culminen la ruptura política con Londres para pasar mantener una relación diplomática sin la sombra de la Corona. Seguramente vendrán referendos y fuertes debates políticos que terminen en una muy factible delimitación geográfica del alcance político de la monarquía del Reino Unido.

Para el profesor Carlos Alberto Patiño Villa, adscrito al Instituto de Estudios Urbanos (IEU) y vinculado al Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales (Iepri) de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), la muerte de Isabel II y el inicio del reinado de Carlos III pone sobre la mesa dos hechos importantes.

“Por una parte, abre la posibilidad de que alrededor de los siete países sobre los cuales reina la Corona se declaren repúblicas independientes, aunque ya son Estados soberanos prácticamente en todos los aspectos”.

De otra parte, “se reabre el debate sobre si las naciones que conforman el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte se mantendrán aún bajo el mismo Estado, o si las discusiones sobre la separación e independencia se reiniciarán de forma más directa, específicamente de irlandeses y escoceses. Se producirán interesantes cambios en la geopolítica mundial”.

Según el académico, la muerte de Isabel II, quien reinó desde el 21 de abril de 1926 hasta hoy, en uno de los periodos de permanencia en trono alguno más largos de la historia de las monarquías desde la Antigüedad hasta la actualidad, ha abierto un debate importante para las sociedades contemporáneas: ¿son importantes las monarquías, o, como dicen peregrinamente muchos, solo son el equivalente humano y político de objetos decorativos?

“Afirmar que en efecto las monarquías son decoraciones políticas es un exabrupto, sobre todo si se tiene en cuenta que en general las que existen hoy se pueden mantener en firme sobre la base de los presupuestos públicos”.

Destaca que “más allá de un asunto de hacienda pública, es necesario recordar que en los países en los que existe monarquías, estas suelen garantizar el mantenimiento de estructuras territoriales y políticas que muy difícilmente se podrían mantener unificados en estructuras republicanas o en otros modelos de ordenamiento político”.

Ello, independientemente de si esta es constitucional y parlamentaria, con sistemas democráticos o absoluta, o de acuerdo constitucional restringido.

El docente anota que este es el caso del Reino Unido, que después de la Segunda Guerra Mundial ha tenido que enfrentar la desaparición del Imperio real sobre el que gobernaba en el mundo, quedándose con una institución supraestatal, e incluso supranacional, surgida de las dinámicas de descolonización.

“Tal situación ha servido para mantener tanto la influencia británica en el mundo como a flote una esfera geopolítica sobre la que Londres ejerce un claro dominio, y un entorno de negocios destacable”.

Además, Isabel II fue clave para que el Reino Unido mantuviera su unidad en las islas británicas, ejerciendo de forma estricta su papel de árbitro constitucional, monarca neutral en política que garantiza el mantenimiento del Estado. De igual manera fue la cabeza de la Iglesia anglicana, una responsabilidad fundamental de esta Corona desde Enrique VIII.

En este contexto, señala el experto, “el Reino Unido ha mantenido una monarquía en un sistema democrático, en una dimensión muy similar a las otras monarquías existentes hoy en Europa Occidental y totalmente diferentes a las monarquías absolutas de países como Arabia Saudita, Omán, Brunéi, Catar o Suazilandia”.

Sin embargo, conviene aclarar que no todas las monarquías de la esfera árabe musulmana son absolutas, pues algunas de ellas son constitucionales –como Jordania– o semiconstitucionales –como Marruecos–, o con figuras constitucionales de monarquías electivas como en la confederación de ciudades-Estado que conforman los Emiratos Árabes Unidos.




martes, 6 de septiembre de 2022

Algoritmo protege bases de datos biométricas de ataques cibernéticos

 En la era digital uno de los peligros más latentes es el robo de datos y la suplantación de identidad, incluso de las medidas físicas de las personas. Un algoritmo le hace jaque a los delincuentes cibernéticos y en archivos individuales permite ocultar de manera segura los datos del rostro, las huellas dactilares, el iris de los ojos, las orejas, la voz y hasta el movimientos de los usuarios de los sistemas digitales, haciendo más difícil cualquier fraude.

El reconocimiento a través de los datos relacionados con la medición de los rasgos y características físicas de las personas se dio a conocer en 1858 en la India, con el uso de las huellas en un contrato de negocios, y su evolución hace que hoy se utilice la huella incluso para desbloquear los celulares que usamos todos los días.

“En la pandemia se vio la importancia de estos sistemas, ya que al manejar todo de manera virtual o remota, los exámenes Saber Pro o las pruebas para entrar a algún empleo requerían conocer si la persona que estaba detrás de la pantalla era quien decía ser”, menciona el profesor e investigador Agustin Moreno Cañadas, del Departamento de Matemáticas de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL).

Por medio del software de programación Python, el experto diseñó un algoritmo y lo ejecutó en FERET, una base de datos clásica y referente para la evaluación del reconocimiento facial, en la cual se encuentran consignadas 2.413 imágenes de rostros de 856 personas, recopiladas entre 1993 y 1996.

El mecanismo utiliza el concepto de “álgebras de configuración de Brauer”, que permite proteger datos por medio del ocultamiento en distintas capas y servidores, en especial información biométrica.

“En el interior de una imagen principal se ponen varias imágenes, pero en realidad estas se guardan en otras partes, como si fueran carpetas distintas, lo cual permite que la información esté oculta y se pueda proteger mucho mejor que si estuviera toda en un mismo lugar”, explica el profesor Moreno.

A este proceso se le llama “esquema de secreto compartido”, que, en palabras más sencillas, es como guardar dinero en distintos bolsillos, por ejemplo unos billetes en el pantalón, otros en la chaqueta y otros en la maleta, de manera que si alguno de ellos se pierde se tiene un respaldo de este recurso, haciendo más difícil el robo de datos.

“Es una manera alternativa de guardar la información de uno o muchos usuarios; es como tomar mi imagen facial digital para ser reconocido y que dentro de esta se encuentre guardado el rostro de toda mi familia, y que estos datos sean secretos, pudiendo obtenerlos cuando lo requiera con un experto; hasta el momento es una técnica indescifrable para agentes externos”, indica.

Tecnología en auge en el mundo, pero incipiente en Colombia

Con respecto al desarrollo de sistemas tecnológicos que apliquen datos biométricos en el mundo, el profesor Moreno hace referencia a Japón, donde los bancos han reemplazado las  claves digitales en cajero automáticos por la identificación de los rasgos de las venas de los dedos de las manos de cada persona; así mismo, nombra a Inglaterra como una de las potencias en este tipo de tecnologías.

Al referirse a Colombia, dice que al desarrollo de métodos biométricos aún le falta un gran avance para estar a la par con países más desarrollados, y recalca la importancia que representaría para el país el uso de estas tecnologías para resolver problemas de infracciones en las vías y hurtos a vehículos.

“En Bogotá, aunque se implementaron cámaras de seguridad que identificaran a los conductores infractores, la Corte Constitucional no dio aval a la medida porque se requería de una tecnología especializada que los identificara de manera única y biométrica, y que en el país no está tan desarrollada”, menciona.

Este tema también levanta discusiones en torno a la libertad de expresión y a los derechos sobre la imagen personal, que hoy se registra muy fácilmente en las redes sociales, lo cual lleva a preguntarse sobre qué tanta privacidad existe en el mundo, y cómo se están utilizando los datos.

Por el momento el algoritmo del profesor Moreno no se ha llevado a la práctica en la base de datos de alguna empresa o entidad específica, pero en el futuro se ve como una posibilidad que tendría un impacto positivo en la seguridad de los usuarios que accedan a estos inventarios.