miércoles, 28 de octubre de 2020

Sistema para unir textiles y membranas recibe patente de la SIC

El diseño y la creación de un nodo que permite la unión de textiles y membranas entre ellas y con otros elementos estructurales, como cuerdas, tubos y madera, recibió patente de invención de la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC).

Este producto garantiza la impermeabilidad, evita el rasgado, prolonga la vida útil de las membranas y textiles y permite un aprovechamiento versátil de estos materiales.

Así lo afirma el arquitecto Leandro Hoyos Urrea, especialista en Diseño y Desarrollo de Producto y docente de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), a quien, junto con su equipo de trabajo –conformado por Iván Oliva, Mariana Buraglia Osorio y Diego Silva Gómez–, le fue otorgada la patente de invención “Sistema de unión de estructuras de dos piezas macho y hembra triangulares con bordes redondeados, que se encajan entre sí y su proceso de ensamble”.

El docente asegura que la invención de este nodo también representa un ahorro en estructuras como invernaderos, carpas y protectores, que se deben cambiar cuando se rasgan. Con este sistema, además de extender su vida útil, se requerirá mucho menos plástico.

“Cuando hacemos texturas textiles, obligatoriamente los materiales se deben coser o pegar, por lo que estas uniones multipropósito son una oportunidad para conectar sin problema algunas telas exigentes, como por ejemplo las membranas de invernadero, pues permite reforzarlas para que resistan más y se evita gastar más en tela”, detalló el profesor Hoyos.

Las primeras pruebas se hicieron en Parques Naturales, donde estas estructuras estuvieron cuatro meses resistiendo todo tipo de condiciones, recordó.

Los nodos son compatibles con telas tan específicas como las resistentes a rayos, a las que harían más livianas; generalmente estas se usan en antenas y equipos de telecomunicaciones expuestos a los diferentes climas y cambios de ambiente.

Los nodos son de plástico, y para su amarre o ajuste traen consigo amarraderas plásticas en la misma estructura, además de remaches, puntillas y tornillos.

El proceso de la patente empezó en 2015, a partir de un diseño preliminar norteamericano que trataron de importar, pero como a los dueños no les interesó, decidieron rediseñarlo y gestionar la patente de invención.

Este sistema forma parte de un proyecto principal de Colciencias que consiste en el diseño y la fabricación de un sanitario ecoamigable denominado SECCO, el cual puede reducir a cero los casi 22.000 litros de agua que una sola persona contamina al año cuando usa el sanitario tradicional.

Antes de llegar al producto final se hicieron 6 modelos preliminares en impresión 3D. A todos los elementos se les hicieron pruebas estáticas y dinámicas de carga estandarizadas.

Las pruebas estáticas consisten en fijar los nudos y ponerles cargas que se mueven solo por gravedad; en este caso han resistido hasta 100 kg antes de que los puntos más débiles se rompan.

Las pruebas dinámicas consisten en poner cargas que ejercen fuerza al mismo tiempo, y se pueden disponer para que se muevan y así generar distintos esfuerzos.

Los textiles que se han probado han sido especialmente de poliéster y polietileno de calibre 24, que equivalen a alrededor de membranas de 0,6 mm.

Por el momento, se hizo un tiraje inicial de 2.000 unidades de nodos, pero con la certificación de la patente se comenzará una nueva dinámica para conseguir un mayor número de réplicas.

Según el profesor Hoyos, como los nodos son de plástico y pequeños, son altamente replicables y muy sencillos de fabricar; ya se han hecho en países como México, Chile y Panamá, entre otros.









viernes, 16 de octubre de 2020

Proteínas en exceso afectan salud y rendimiento de los deportistas

 Los suplementos que hoy están en el mercado contienen más macronutrientes de los indicados por dosis, y además se recomienda consumirlos varias veces al día, lo que puede producir en los deportistas un sobreconsumo de proteína y carbohidratos que les generarían efectos.

Así lo asegura en su investigación Leonardo Hernández Cárdenas, magíster en Ciencia y Tecnología de Alimentos de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), para quien la dosis recomendada de estos suplementos es de 25 a 30 g por porción para personas entre los 18 y 55 años

“Existen muchos productos que indican consumir, por ejemplo, 80 g de proteína, un valor exagerado, pues el cuerpo solo absorberá 30 g y lo demás lo convertirá en desecho”, señala.

La cafeína, por ejemplo, uno de los componentes presentes en la proteína, aunque mejora la resistencia, fuerza y energía, si se consume en exceso –más de 5 g diarios– puede producir enfermedades cardíacas o incluso la muerte por paro cardíaco.

La industria de los suplementos mueve millonarias cifras en todo el mundo; se estima que en 2013 sus consumidores gastaron cerca de 12.000 millones de dólares, haciendo que el mercado se expanda con más empresas y mayor variedad de productos.

Los diferentes suplementos que se encuentran en el mercado tienen múltiples propósitos, según sus fabricantes, como recuperación física, mejor desempeño, disminución del tejido adiposo y aumento de masa muscular.

Uno de los productos de mayor consumo tanto por deportistas de fuerza como de fisicoculturistas es la proteína (en polvo o snack), la cual viene acompañada de nutrientes y otras sustancias como creatina, carnitina, colágeno, HMB (β-hidroxi β-metilbutirato, sustancia producida naturalmente en humanos), glutamina, picolinato de cromo, AKG (Arginina alpha ketoglutarato de Best Protein), glutamina y cafeína.

Pese a que los distribuidores aseguran que muchas de estas adiciones mejoran la condición física y corporal del consumidor, según la investigación del magíster Hernández se encontró que no todos son realmente efectivos y que otros, por el contrario, no representan ningún beneficio significativo.

Un ejemplo de ello es el picolinato de cromo, el cual, tras una revisión sistemática de la literatura, sobre todo en artículos desde 2014, se encontró que no tiene pruebas concluyentes sobre algún efecto benéfico, o el componente AKG, que no presenta ningún beneficio.

“Aunque originalmente estos productos se buscan para aumentar la fuerza y la recuperación en una rutina de alta intensidad, los resultados arrojaron que ninguno de los grupos que utilizó el AKG tuvo algún cambio significativo”, señala el investigador.

Consumo moderado

Una persona que realiza deporte de resistencia debe consumir entre 1,2 y 1,6 g de proteína al día, mientras lo recomendado para una que realiza deporte de fuerza es de 1,6 a 2,5 g. Más allá de ese valor tiende a ser perjudicial, pues se consume macronutriente en exceso, que no se puede digerir ni metabolizar.

Según el investigador, además de tener mayor control con la ingesta de proteína como suplemento nutricional, se recomienda tener una ventana anabólica, es decir que el suplemento se consuma después de 30 minutos a 3 horas tras realizar el ejercicio.

Añade que se debe evitar consumir estas proteínas inmediatamente después de alguna comida del día, pues el cuerpo debe metabolizar los micro y macronutrientes, por lo que debe haber un espacio de al menos dos horas para que sea mejor aprovechada.

“Aunque originalmente estos productos se buscan para aumentar la fuerza y la recuperación en una rutina de alta intensidad, los resultados arrojaron que ninguno de los grupos que utilizó el AKG tuvo algún cambio significativo”, señala el investigador.



 

jueves, 1 de octubre de 2020

Chachafruto, alimento de vida en época de pandemia

Este fruto, que los indígenas expandieron por todo el continente americano para alimentar a las comunidades y sus animales, se puede convertir en un excelente complemento nutricional para la humanidad en tiempos de escasez

“Recuperar el chachafruto es un reencuentro, una reivindicación de nuestra cultura y de nuestros antepasados, y es un homenaje a la naturaleza que nos da estos milagros de vida”.

Así se refirió a este alimento la estudiante de Nutrición y Dietética Laura Salazar, de la U. de Antioquia, en el conversatorio “¿Qué hay para comer?” organizado por la Dirección de Bienestar Universitario de la Facultad de Minas de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Medellín, en el cual se presentaron las bondades de este “ingrediente inédito”.

En la sesión también participaron la emprendedora Alejandra Mejía y el magíster en Psicopedagogía Luis Felipe Monsalve, coordinador de actividades de Bienestar de la UNAL Sede Medellín, quienes invitaron a redescubrir y disfrutar los sabores y beneficios para la salud que aporta este alimento olvidado, pero delicioso y nutritivo.

“Para este semestre propusimos una serie de programas para reflexionar sobre qué y cómo comemos, que invita a conocer y reconocer ingredientes y preparaciones del recetario nacional”, señala Iris Olaya, directora de Bienestar Universitario de la Facultad de Minas de la UNAL Sede Medellín.

Además de presentar alternativas de alimentación a la comunidad universitaria, este espacio también procura recuperar, conocer y valorar los alimentos tradicionales, para reivindicar ingredientes ancestrales.

“Todo gira alrededor de tener una alimentación saludable que sea sostenible y de saber qué nutrientes nos aporta cada uno de estos ingredientes”, afirma la directora de Bienestar.

Llegó con los incas

Ervirhrina elulis Triana, chachafruto, balú, o fríjol del árbol, tesoro andino que florece en todo Suramérica, llegó a Colombia desde Perú con los indígenas inganos, descendientes de los incas que huían de la guerra y que trajeron semillas cocinadas como fiambre y otras vivas que plantaban en los caminos, hasta establecerse en Putumayo.

Durante la colonización antioqueña, cuando en sus largas correrías los arrieros agotaban sus provisiones, cocinaban a modo de fríjoles las semillas de chachafruto que encontraban en el camino.

Muchos campesinos lo usaban en un “sancocho” con plátano y yuca para alimentar a los cerdos, y molían las vainas para las vacas. Con chachafruto se alimentaron generaciones enteras en zonas rurales apartadas, salvándolas de la hambruna.

También fue sombrío para grandes cultivos de café y ayudó a recuperar suelos desgastados como abono orgánico, con un importante aporte de nitrógeno que fertiliza la tierra.

El chachafruto crece silvestre y muy rápido, sin domesticar, brota casi espontáneamente. El árbol puede alcanzar los 14 m, y a los dos años da su primera cosecha, pequeña, para regalar a los seis o siete años una gran producción.

Crece entre los 1.200 y 2.300 msnm en la media a alta montaña, donde tenga sombrío y agua suficiente, sobre todo en regiones con buena lluvia (necesita de 1.200 a 2.000 mm de agua por año). También es ornamental, por sus flores vistosas y coloridas, entre rojizas y anaranjadas. Sirve de cerco vivo y para fijar la tierra previniendo la erosión.

Superalimento

“Es un superalimento, otro de los llamados ‘frutos de vida’ porque abunda en una naturaleza generosa, se da de manera espontánea en cualquier sitio, crece silvestre sin que nadie lo cuide, y en temporadas de escasez era el aprovisionamiento de alimento”, cuenta la estudiante Mejía.

Agrega que quizás por haber recurrido a él en tiempos difíciles, cuando las cosechas tradicionales no daban fruto o tenían plaga, se asoció con un fruto de pobreza y se estigmatizó como el “primo pobre del fríjol”, pero cuando había pocos alimentos suplía necesidades nutricionales.

“En 100 g de chachafruto –unas 12 o 13 vainas o semillas– hay cerca de 23 g de proteína, lo cual es un excelente aporte. También es rico en aporte de minerales como magnesio, fósforo y potasio, importantes para la nutrición humana”, indicó la estudiante.

Su versatilidad permite preparar sopas similares a las que se hacen con fríjoles, además de bebidas y chichas, arepas y panes, empanadas, tortas, natillas, coladas, papillas para bebé, e incluso puede comerse solo como pasaboca con sal o con panelitas dulces.

Para procesarlo se desgrana, se cocina en agua de 25 a 30 minutos y luego se le quita la cáscara. Cuanto más joven mejor es su contenido de proteína, textura y sabor. Se mezcla con leche para hacer dulces o se come solo. Fue el snack campesino por excelencia; en las tardes, sentaban los niños a pelarlo y comerlo.

Las semillas se utilizan como ingrediente base, o mezcla con otros como harina o cereales, para preparaciones dulces o saladas, como masa de pizza, arequipe, dulces, entre otros. La semilla cruda, pelada y tajada, se usa como chachafritas.

En suma, en estas épocas de pandemia, el chachafruto puede convertirse en un excelente complemento nutricional para la humanidad.