“El temario de mi acuario” fue la herramienta didáctica que fortaleció el aprendizaje en estudiantes de zonas rurales de cuarto y quinto de primaria, sobre diversas materias enseñadas con base en sus territorios y contextos hídricos.
Además, los alumnos entendieron mejor las acciones humanas
que benefician a los ecosistemas y aquellas que lo perjudican, valoraron su
medioambiente y se propusieron conservar estos espacios naturales y prevenir el
cambio climático.
Así lo comprobó el profesor Andrés Rodrigo Arce Martínez,
magíster en Enseñanza de las Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad
Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, al dictar sus clases de Ciencias
Naturales y otras asignaturas en una institución educativa del corregimiento de
Santa Luisa, El Cerrito (Valle del Cauca) cerca del río Amaime.
Según el investigador, “los estudiantes de este colegio
presentaron un nivel muy bajo en la comprensión del área de ciencias tanto en
las pruebas PISA de 2018 como en las pruebas Saber de 2019. Esto se debería a
que el alumno no asimila de manera adecuada la relación entre dichas nociones y
su desarrollo personal y colectivo”.
Sin embargo, el territorio tiene un elemento hídrico y
alimentario que el docente se propuso enlazar a los procesos de aprendizaje.
“Según un relato de los abuelos de los chicos, el río Amaime se ha convertido
en la fuente proteínica de la comunidad. Cuando las personas no tenían un
sustento alimentario se integraban para ir a pescar; esto me pareció muy
llamativo para atraer el interés de los niños en clase teniendo en cuenta su
contexto real inmediato”, menciona.
Peces al salón
Con este entorno y según la teoría del aprendizaje
significativo, el investigador Arce construyó un acuario plástico dentro del
salón de clase y le puso peces ornamentales (pequeños, domésticos), como una
estrategia para crear nuevas experiencias reales que fomenten las habilidades
de los estudiantes y que los lleve a superar la barrera teórica.
“A los niños los cautivó demasiado la idea, comenzaron a
apreciar más la vida de estos seres vivos, entendieron que los ecosistemas son
importantes y que ese ser que está allí dentro de ese acuario necesita de todos
los cuidados y estar en un ambiente propicio”, comentó.
Incluso se realizó una expedición al río Amaime con los
alumnos de cuarto y quinto de primaria, acompañados por padres de familia, en
la que tuvieron la oportunidad de observar con detalle otros lagos y humedales
de su entorno.
“En esta salida pedagógica, las actividades animadas y
recreativas despertaron en los chicos el interés de un ambiente libre de
contaminantes, fueron más conscientes de su realidad y del respeto que se debe
tener hacia los animales, el agua, etc., y además los forma como ciudadanos con
valores desde pequeños”.
Apropiación del conocimiento
Después de unas semanas en las que los alumnos estuvieron
familiarizados con los peces, el docente realizó una prueba con preguntas
relacionadas con la comprensión de los entornos naturales, sus características,
la función de los seres vivos y sus partes, predicciones, hábitos alimenticios,
vida saludable, el medioambiente y los ciclos de vida.
Como resultado, halló que todos los estudiantes tuvieron una
calificación entre 3,5 y 4,5 siendo la nota más alta. “Una gran apropiación del
conocimiento, teniendo en cuenta que antes del acuario los alumnos tenían notas
entre 1 y 3,5 siendo la nota más alta”.
“Incluso tener el acuario en el salón también permitió
adaptar todas las demás asignaturas como matemáticas, español, sociales, ética,
etc., porque de una u otra manera yo hacía la relación entre los peces y lo que
veíamos en clase, era más fácil”, afirma el docente.
Educación más práctica
Estas herramientas didácticas formarían parte de las
prácticas educativas tendencia, basadas en los contextos reales de los alumnos,
sobre todo en la educación rural, donde perciben el entorno de maneras
distintas a la urbana.
Así lo explica el investigador Arce: “el profesor, en su
papel de mediador del conocimiento, debe promover el aprendizaje desde la
curiosidad y expectativa. Los centros educativos también deben proporcionar los
ambientes, tiempos y requerimientos indispensables para que todos los
individuos puedan acceder e intervenir de manera activa en su aprendizaje”.
“Labores y trabajos relacionados con la acuicultura, la
naturaleza y la interacción podrían ser factores de motivación duraderos en los
estudiantes… así disfrutarán aprender”, concluye.
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