Los niños que realizan práctica intensiva de deporte y además viven en ciudades como Bogotá, con altitud moderada (entre los 2.000 y 3.000 msnm), podrían presentar a largo plazo alteraciones en su salud, y seguramente en su proceso de crecimiento y desarrollo.
La terapeuta física Diana Marcela Ramos Caballero,
investigadora del Doctorado en Ciencias - Biología de la Universidad
Nacional de Colombia (UNAL), afirmó que es esencial revisar las cargas de
entrenamiento, y tal vez adoptar medidas como una buena alimentación que mejore
la producción de antioxidantes y con ello se balancee esta situación.
“No quiere decir que los niños que viven en ciudades con
altitud moderada deban mudarse a lugares de baja altitud o que deban dejar de
practicar deporte”, señaló durante la presentación de los resultados de su
trabajo doctoral en Tesis en 3 Minutos.
El cuerpo produce antioxidantes, pero para obtener el resto
de los compuestos químicos que necesita depende de fuentes externas –la dieta
principalmente–. Las frutas, las verduras y los cereales son fuentes ricas de
betacaroteno, licopeno y vitaminas A, C, y E, antioxidantes alimenticios.
La investigadora mencionó que factores como el estrés, la
polución y los malos hábitos alimenticios pueden aumentar la producción de
sustancias nocivas para el cuerpo, conocidas como radicales libres u oxidantes.
En concentraciones altas, los radicales libres pueden ser
peligrosos, pues dañan todos los componentes principales de las células,
incluso el material genético o ADN, las proteínas y las membranas celulares.
“Para conservar un buen estado de salud es fundamental
mantener un balance adecuado, por el contrario, cualquier situación que aumente
la producción de oxidantes se relaciona con la aparición de enfermedades
cardiovasculares o cáncer, por ejemplo”.
Agregó que otros factores como el proceso de crecimiento y
envejecimiento, la vida en grandes altitudes –donde hay menos oxígeno– y la práctica
de deporte de alto rendimiento también pueden incrementar los oxidantes, y por
ende alterar el balance.
Midiendo el estrés oxidativo
En niños no se sabe si puede ocurrir lo mismo, y es un
aspecto importante para indagar, ya que cada vez más este segmento de la
población práctica deporte desde temprana edad y las cargas de entrenamiento
podrían ser demasiado elevadas.
La investigadora destaca que en Colombia la mayoría de los
niños deportistas viven en altitud moderada, lo que podría ser un factor
estresor adicional.
Para profundizar en este aspecto, aplicó el perfil redox o de estrés oxidativo, un conjunto de análisis clínicos que valoran el sistema de defensa antioxidante endógeno y determinan el grado de estrés oxidativo en cuatro grupos de niños.
Así, primero tomó como referencia un grupo de 26 niños que
vive en baja altitud –900 msnm– y observó lo que pasaba con dicho balance en
comparación con otro grupo de 35 niños que, además de vivir en la misma
altitud, entrenaban un deporte.
“Un primer hallazgo fue evidenciar una mayor producción de
oxidantes que alteraban dicho balance”, señaló.
Después, para indagar acerca de qué sucedía en relación con
la altitud moderada, tomó un grupo de 26 niños que residieran a 2.500 msnm
y que no practicaban deporte.
“Encontramos que también se altera el balance y hay mayor
producción de oxidantes, incluso más que solo los niños que practican deporte
en baja altitud”.
Por último, observó un cuarto grupo de 35 niños que
practicaba deporte y vivía en altitud moderada; este fue el que presentó
mayores niveles de oxidantes y el de mayor alteración en el balance.
Afirmó, que “en ninguno de los tres grupos los antioxidantes
alcanzaron a contrarrestar tales efectos y, por el contrario, fueron más bajos
comparado con nuestro grupo de referencia”.
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