Las vivencias de quienes extraen crudo y otros hidrocarburos también se convierten en material “crudo y pesado”, desde la mirada artística de Camilo Andrés Franco, docente de la Facultad de Minas y estudiante de la Maestría en Artes Plásticas y Visuales de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Medellín.
El objetivo de la investigación artística se enfocó en el
lado humano de los campos petroleros, donde ingenieros y operarios conviven
aislados durante semanas en medio de jornadas de trabajo extenuantes.
Se trata de un trabajo lleno de particularidades que inician
en el investigador mismo, quien es ingeniero de Petróleos y doctor en Sistemas
Energéticos y que siempre ha sentido inquietud por el arte, pero solo hasta
ahora pudo estudiarlo.
“Decidí hacer la Maestría después de tener varias
inquietudes que se revelaron a partir del trabajo con Carbon Quantum Dots
(CQD), unas nanopartículas con propiedades excepcionales como la fluorescencia,
es decir que bajo una luz UV se ven de cierto color”, contó.
En la industria petrolera esos CQD se usan para determinar
la trayectoria de los fluidos (agua o petróleo) en el subsuelo. En su trabajo
artístico las usó para trazar las experiencias de los trabajadores.
El investigador Franco conoció los campos petroleros cuando
era estudiante de pregrado y le sorprendió los exigentes que resultan, pues las
personas deben dejar a sus familias durante semanas enteras para convivir con
extraños. En muchos casos, cuando hay exploraciones o perforaciones aisladas,
los trabajadores deben dormir en camionetas y usar el agua que encuentren en
los campos para asearse.
Entre overoles y cascos
“Los trabajadores del sector sufrimos discriminación porque
nos tachan como ‘los que están dañando el planeta’, y aunque es un trabajo que
suele ser muy bien remunerado, las condiciones de vida en campo no siempre son
buenas”, agregó.
En otra de las etapas del trabajo se usaron CQD como tinta
invisible para plasmar pensamientos. “Es curioso cómo una de las industrias más
exclusivas es una de las menos humanizada”, escribió otro funcionario.
La profesora Nadia Moreno Moya, de la Escuela de Artes de la Facultad de Arquitectura y asesora de la investigación, explicó que pocas veces se habla de los espacios laborales como espacios de conflicto donde se “encuerpan” y “territorializan” diferencias en virtud de posiciones, género u orientaciones sexuales.
La docente enfatizó que a los estudios en artes usualmente
llegan personas de disciplinas como arquitectura, diseño o ciencias sociales,
pero pocas veces se encuentra a alguien de un campo del conocimiento tan
opuesto como la ingeniería de petróleos, en la que predomina el método
científico. “La especialización de las disciplinas nos ha puesto en celdas que
dificultan el diálogo y por eso esta experiencia fue un aprendizaje de doble
vía”, concluyó.
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