miércoles, 25 de noviembre de 2020

Alimentos serían pasteurizados mediante pulsos eléctricos

 Un equipo que produce campos eléctricos pulsados de alta tensión, también conocido como pulsos de alto campo eléctrico, se constituye en una alternativa para pasteurizar alimentos líquidos como la leche o los jugos naturales.

“El procesamiento por campos eléctricos pulsantes (CEP) es una nueva tecnología para inactivar microorganismos y enzimas; se hace a temperatura ambiente o de refrigeración, mediante la aplicación de una breve descarga de alto voltaje sobre los alimentos colocados entre dos electrodos por tiempos del orden de los microsegundos”.

Así lo explica Andrés Felipe Guerrero Guerrero, magíster en Ingeniería - Automatización Industrial de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Manizales, y agrega que a diferencia de la aplicación térmica convencional, esta permite obtener alimentos mínimamente procesados con las mismas cualidades sensoriales y nutricionales, garantizando su inocuidad alimentaria y preservando sus compuestos bioactivos.

En el método convencional de pasteurización –proceso térmico por medio del cual se destruyen los microorganismos patógenos– se requiere la combinación con otro proceso de conservación, normalmente la refrigeración, la congelación o el uso de aditivos (acidulantes, azúcares concentrados, etc.). Esto implica cambios sustanciales en la calidad nutricional y sensorial de los alimentos por exceso de cocción, cambios de textura y de sabor.

El proceso desarrollado en la UNAL Sede Manizales consiste básicamente en aplicar una corriente eléctrica en forma de pulsos muy breves a través de un alimento colocado entre dos electrodos.

“Es un proceso no térmico, ya que los alimentos tratados se mantienen a temperatura ambiente o inferiores a las de pasteurización del alimento. Por eso los alimentos tratados por esta tecnología tienen unas propiedades sensoriales y nutritivas más parecidas a las del producto fresco. Los pulsos eléctricos provocan la destrucción de la membrana celular de los microorganismos por electroporación sin un aporte significativo de calor”, explica el magíster Guerrero.

Agrega que “este equipo, además de ser económico y fácil de implementar con dispositivos que se pueden obtener en el mercado nacional, no introduce cambios químicos significativos en los alimentos y no se puede considerar como aditivo alimentario; por el contrario, es una tecnología efectiva, segura y limpia”.

Los aspectos más importantes de esta tecnología son la generación de campos eléctricos pulsantes de alta intensidad, el diseño de cámaras para el tratamiento del alimento, de tal manera que este reciba un tratamiento uniforme con un mínimo incremento de la temperatura, y el buen diseño de electrodos para minimizar la electrólisis.


Amplían colección de mamíferos fósiles en el Valle

 Bóvidos (parientes de las vacas), proboscídeos (grupos de elefantes) y caballos autóctonos de Sudamérica que forman parte de esta colección fueron caracterizados por un equipo de expertos en desarrollo de una expedición para conocer el pasado fósil del Valle del Cauca.

Los resultados se presentaron en el Primer Congreso Colombiano de Paleontología, organizado por el Museo Paleontológico de Villa de Leyva de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Bogotá.

El biólogo Juan Sebastián Escobar Flórez, profesor de la Universidad Icesi y estudiante de la Maestría en Biodiversidad Tropical de la Universidad Federal del Estado de Río de Janeiro (UniRío), habló del importante trabajo paleontológico del que formó parte.

Esta investigación se enfocó en la última porción del tiempo geológico: el Cuaternario, que abarca desde hace 2,6 millones de años hasta la actualidad y se caracteriza por ser el periodo en el que ocurrieron ciclos glaciales (el planeta se congelaba y descongelaba constantemente).

Con este tiempo definido, el trabajo se dividió en dos partes: en la primera se hizo una revisión y caracterización de una colección previamente conocida gracias a Carlos Jaramillo, uno de los paleontólogos más importantes de Colombia. En la segunda se hizo una expedición en los sitios de origen de la colección para buscar más piezas, la cual fue apoyada por la National Geographic Society.

Un viaje de 4.000 años

Dentro de la colección revisada se encontró que las piezas más abundantes pertenecen a un bóvido, lo que generó gran expectativa pues este hallazgo es bastante raro. Después de una revisión detallada se encontró que ese bóvido es un tipo de ganado vacuno del que actualmente se conoce, pero del 1.600 aproximadamente, cuando ingresó a Colombia traído por los españoles.

Posteriormente se encontró un grupo de caballos autóctono de Sudamérica: el Equus neogeus, una especie muy distinta a la que se conoce hoy y que se extinguió hace más o menos 4.000 años –por influencia del hombre, cambios climáticos y otros factores–, como los otros mamíferos que forman parte de esta colección.

También hay un proboscídeo: el Notiomastodon platensis, un grupo de elefantes que vivió en Sudamérica, muy famoso, y que la gente suele llamar coloquialmente como mastodontes. También hay un perezoso gigante llamado Eremotherium laurillardi.

Por último, entre los nuevos hallazgos se encontraron venados; tayasuidos, que son el grupo al que pertenecen los tatabros y los pecarís (cerdos salvajes); unos zorros; una zarigüeya (chucha) y un carnívoro, los cuales están a la espera de que se identifique su especie.

La mayoría de estas especies se originaron en Norteamérica y llegaron a Sudamérica durante un proceso conocido como el Gran Intercambio Biótico Americano (GABI). Tener estos fósiles permite entender mucho mejor cómo llegaron, se establecieron y prosperaron estos grupos en una zona tan diferente a Norteamérica.

Además, este tipo de estudios paleontológicos también da unas ideas de cómo ha cambiado el Valle del Cauca en menos de 5.000 años, porque estos organismos estaban adaptados a zonas abiertas y de sabana, ecosistemas que hoy no tiene el departamento.

En palabras del biólogo Escobar, “es un hallazgo importante para el entendimiento paleoambiental del Valle del Cauca en la última glaciación”.

Historia escondida en el fondo del río

Este estudio fue un trabajo en equipo que se llevó a cabo con la colaboración de expertos de diferentes lugares, como Gheny Krigsfield, odontólogo e investigador asociado a la Universidad Icesi y el paleontólogo Jorge Moreno Bernal –de la Universidad del Norte–, quien realizó la revisión del estado del material (marcar y catalogar piezas).

Después se hizo una revisión taxonómica para determinar a qué grupos de especies pertenecían las piezas revisadas, trabajo adelantado por dos paleontólogos expertos en megafauna del Cuaternario: Leonardo dos Santos Ávila y Dimila Mothe, investigadores de UniRío. El biólogo Escobar apoyó tanto la catalogación como la revisión taxonómica.

El trabajo de campo para explorar nuevo material se realizó en el lecho (parte profunda) del río Cauca, en Yumbo y cerca al peaje que va de este municipio hacia Rosas (Cauca).

Allí los investigadores se sirvieron de la maquinaria que usan los habitantes de las dos localidades, con la cual normalmente sacan arena del río para construir. Mientras ellos dragaban el río, los expertos esperaban para observar si salía alguna pieza paleontológica.

Este proyecto buscó explotar y destacar el potencial paleontológico que tiene el Valle del Cauca, pues en el departamento se trabaja muy poco en este campo. 

 

miércoles, 11 de noviembre de 2020

Nueva publicación internacional sobre investigación doctoral realizada en la Zona de Restauración Ecológica del Bosque Seco Tropical de El Quimbo

 

Aumentar las áreas de fragmentos de bosque y disminuir la cantidad de borde serían prioridades de restauración útiles para tres aves insectívoras del sotobosque y otras especies de aves similares, es una de las conclusiones de la tesis doctoral de Camilo Loaiza Gómez, biólogo de la Universidad Nacional de Colombia, a partir del trabajo que realizó apoyado por el Plan de Restauración Ecológica de Bs-T de El Quimbo.

El Plan de Restauración Ecológica de Bosque Seco Tropical de El Quimbo genera aportes académicos y científicos para la toma decisiones de manejo que mejoren la efectividad de las prácticas de restauración, y a su vez se fortalece la producción académica apoyada por el Centro de Investigación de Bosque Seco Tropical -Attalea-, gracias al apoyo que da al desarrollo de tesis de investigación a nivel de pregrado, maestría y doctorado.

En esta oportunidad, el logro lo obtiene el biólogo Camilo Loaiza, con la publicación de parte de su tesis doctoral en Ciencias-Biología de la Universidad Nacional de Colombia con el artículo: Variation in abundance and habitat relationship of three understory insectivorous birds in a disturbed landscape of Neotropical dry forest of Colombia, la cual es el resultado de un trabajo de campo exhaustivo y riguroso que inició en el año 2018 y duró 13 meses, con la recolección de información, validación de datos, inmersión en la zona, apoyado en el conocimiento y experiencia de conocedores locales vinculados como auxiliares de campo con la Fundación Natura en contrato con Enel-Emgesa.

El aspirante a Doctor, destacó que, “por la construcción y funcionamiento de la hidroeléctrica El Quimbo, en el centro del departamento del Huila en Colombia, como medida de compensación ambiental se debe restaurar un área de bosque seco tropical que tiene una extensión de 11.079 hectáreas y la fauna silvestre del lugar se beneficiará de este proceso restaurativo, sin embargo, para asegurar que ocurra esto, se debe generar información científica sobre ella”.

Por tanto, la evaluación de las relaciones entre las poblaciones de aves y su hábitat es importante para comprender la biología de estas especies y para tomar decisiones de manejo que mejoren la efectividad de las prácticas de restauración. De ahí, que la investigación responde a la pregunta: ¿cómo la variación del hábitat a lo largo de un gradiente de perturbación afectó la abundancia de tres especies de aves insectívoras: El Hormiguero ventriblanco (Myrmeciza longipes), El Batará rayado (Thamnophilus doliatus) y el Pijuí pechiblanco (Synallaxis albsecens) en un remanente de bosque seco neotropical en Colombia central?.

Los métodos empleados para este estudio se basaron en los censos de aves y la cuantificación de las condiciones del hábitat desde junio de 2018 a junio de 2019 en el área de estudio, ubicada en el Valle del Magdalena, que se encuentra en restauración ecológica luego de la construcción de la represa hidroeléctrica “El Quimbo”, con un gradiente de condiciones de hábitat, desde crecimientos secundarios relativamente avanzados hasta áreas recientemente perturbadas. Se comparó la abundancia relativa de aves entre las tres zonas con perturbación creciente y se modeló la relación entre la abundancia de aves con las condiciones del micro y del hábitat del paisaje, con regresión del modelo lineal generalizado de Poisson.

Para el desarrollo del objeto de estudio, en los trabajos de campo en las zonas priorizadas para el Plan Piloto, se ubicaron 62 puntos de conteo que funcionaron también como parcelas de medición del hábitat. Se estimó la calidad de hábitat por medio del Índice de Adecuabilidad de Hábitat (HSI, por sus siglas en inglés), el análisis de coberturas con Sistemas de Información Geográfica y regresiones múltiples con datos de los puntos de conteo visitados.

De manera fundamental, la evaluación de hábitat se basó en la medición de unas variables de microhábitat limitantes para la reproducción y supervivencia de las poblaciones de estas especies, que, de manera general, se clasifican en tres aspectos: alimentación, reproducción y cobertura. También se midieron algunas variables de macrohábitat que generalmente son condiciones abióticas que afectan la ocupación y distribución de las poblaciones, como por ejemplo la humedad relativa y la elevación.

Los resultados obtenidos resaltan que la abundancia relativa de las tres especies de aves varió según las características del hábitat y el nivel de perturbación. La abundancia de Hormiguero ventriblanco fue mayor en bosques y matorrales que en fragmentos de matorrales; El Batará rayado fue más abundante en matorrales que en fragmentos de bosque, y el Pijuí pechiblanco tenía la mayor abundancia en matorrales y la menor en fragmentos de bosque. La abundancia tanto del Hormiguero ventriblanco como del Pijuí pechiblanco no difirió entre zonas con diferentes niveles de perturbación, mientras que la abundancia de El Batará rayado, disminuyó en las zonas con más perturbación.

Como conclusiones de este estudio, se destaca que hubo diferencias significativas en las relaciones de hábitat de las tres especies insectívoras del sotobosque a lo largo del gradiente de perturbación, aunque estas especies se encontraban dentro del mismo grupo trófico. Estas especies de aves prefirieron diferentes etapas de sucesión de hábitats y respondieron a diferentes características del hábitat y del paisaje. Aumentar las áreas de fragmentos de bosque y disminuir la cantidad de borde serían prioridades de restauración útiles para estas y otras especies de aves similares en el área de estudio.

Quienes deseen conocer detalles de esta investigación de tesis doctoral, pueden consultar la publicación científica en el siguiente enlace:

https://link.springer.com/epdf/10.1186/s40657-020-00219-4

Gracias fundación Natura