miércoles, 17 de noviembre de 2021

Buena alimentación contrarrestaría efectos de la altura en entrenamiento de niños

 Los niños que realizan práctica intensiva de deporte y además viven en ciudades como Bogotá, con altitud moderada (entre los 2.000 y 3.000 msnm), podrían presentar a largo plazo alteraciones en su salud, y seguramente en su proceso de crecimiento y desarrollo.

La terapeuta física Diana Marcela Ramos Caballero, investigadora del Doctorado en Ciencias - Biología de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), afirmó que es esencial revisar las cargas de entrenamiento, y tal vez adoptar medidas como una buena alimentación que mejore la producción de antioxidantes y con ello se balancee esta situación.

“No quiere decir que los niños que viven en ciudades con altitud moderada deban mudarse a lugares de baja altitud o que deban dejar de practicar deporte”, señaló durante la presentación de los resultados de su trabajo doctoral en Tesis en 3 Minutos.

El cuerpo produce antioxidantes, pero para obtener el resto de los compuestos químicos que necesita depende de fuentes externas –la dieta principalmente–. Las frutas, las verduras y los cereales son fuentes ricas de betacaroteno, licopeno y vitaminas A, C, y E, antioxidantes alimenticios.

La investigadora mencionó que factores como el estrés, la polución y los malos hábitos alimenticios pueden aumentar la producción de sustancias nocivas para el cuerpo, conocidas como radicales libres u oxidantes.

En concentraciones altas, los radicales libres pueden ser peligrosos, pues dañan todos los componentes principales de las células, incluso el material genético o ADN, las proteínas y las membranas celulares.

“Para conservar un buen estado de salud es fundamental mantener un balance adecuado, por el contrario, cualquier situación que aumente la producción de oxidantes se relaciona con la aparición de enfermedades cardiovasculares o cáncer, por ejemplo”.

Agregó que otros factores como el proceso de crecimiento y envejecimiento, la vida en grandes altitudes –donde hay menos oxígeno– y la práctica de deporte de alto rendimiento también pueden incrementar los oxidantes, y por ende alterar el balance.

Midiendo el estrés oxidativo

En niños no se sabe si puede ocurrir lo mismo, y es un aspecto importante para indagar, ya que cada vez más este segmento de la población práctica deporte desde temprana edad y las cargas de entrenamiento podrían ser demasiado elevadas.

La investigadora destaca que en Colombia la mayoría de los niños deportistas viven en altitud moderada, lo que podría ser un factor estresor adicional.

Para profundizar en este aspecto, aplicó el perfil redox o de estrés oxidativo, un conjunto de análisis clínicos que valoran el sistema de defensa antioxidante endógeno y determinan el grado de estrés oxidativo en cuatro grupos de niños.

Así, primero tomó como referencia un grupo de 26 niños que vive en baja altitud –900 msnm– y observó lo que pasaba con dicho balance en comparación con otro grupo de 35 niños que, además de vivir en la misma altitud, entrenaban un deporte.

“Un primer hallazgo fue evidenciar una mayor producción de oxidantes que alteraban dicho balance”, señaló.

Después, para indagar acerca de qué sucedía en relación con la altitud moderada, tomó un grupo de 26 niños que residieran a 2.500 msnm y que no practicaban deporte.

“Encontramos que también se altera el balance y hay mayor producción de oxidantes, incluso más que solo los niños que practican deporte en baja altitud”.

Por último, observó un cuarto grupo de 35 niños que practicaba deporte y vivía en altitud moderada; este fue el que presentó mayores niveles de oxidantes y el de mayor alteración en el balance.

Afirmó, que “en ninguno de los tres grupos los antioxidantes alcanzaron a contrarrestar tales efectos y, por el contrario, fueron más bajos comparado con nuestro grupo de referencia”.







No hay comentarios:

Publicar un comentario