Bajo nuestros pies, a cientos de kilómetros de profundidad, ocurre una danza silenciosa y poderosa: las placas tectónicas se mueven, hunden y chocan formando montañas, volcanes y hasta a terremotos, aunque gran parte de lo que sucede allí todavía es un misterio. El análisis de datos sísmicos de la zona de transición del manto –ubicada entre los 410 y 660 km de profundidad y poco explorada– muestra que las placas bajo Colombia varían hasta 50 km en su anchura y grosor, un hallazgo inédito que ayudaría a entender cómo se producen los sismos y cómo se distribuye el calor debajo de la tierra.
Imaginemos la Tierra como un durazno gigantesco: la cáscara
representa la corteza terrestre, una capa delgada en comparación con el resto
del planeta, debajo está el manto (pulpa), que ocupa la mayor parte del
interior terrestre y está en constante movimiento, como enormes movimientos de
roca fundida. A unos 660 km de profundidad está el límite que separa los
mantos superior e inferior, y en medio está la región analizada en este estudio
de Jorge Enrique Cubillos, magíster en Geofísica de la Universidad Nacional de
Colombia (UNAL), en donde los minerales cambian de estructura debido al enorme
aumento de presión y temperatura.
El investigador analizó más de 20 años de registros sísmicos
de la Red Sismológica Nacional de Colombia utilizando un método llamado función
receptora de onda P, que términos sencillos es como escuchar el eco en una
cueva para saber qué hay más adelante. Cuando ocurre un terremoto en cualquier
parte del mundo, las ondas sísmicas viajan a través de la Tierra rebotando y
cambiando de velocidad según el tipo de material que atraviesen. Con este “eco”
subterráneo se pudo inferir la topografía oculta del manto bajo el noroccidente
de Suramérica.
El investigador Cubillos explica que “la variación en el
espesor de la zona de transición del manto puede dar pistas sobre el movimiento
de las placas tectónicas en la región. Un manto más grueso en ciertas áreas
sugiere que allí se han acumulado materiales fríos, como fragmentos de placas
hundidas. En cambio, un manto más delgado indicaría la presencia de materiales
más calientes o procesos que dificultan la acumulación de estos fragmentos”.
Estos factores influyen directamente en la actividad sísmica y volcánica, ya
que afectan la forma como el calor se redistribuye en el interior del planeta,
y cómo interactúan las placas tectónicas con el tiempo.
¿Por qué debería importarnos esta información? Porque
Colombia es un país sísmico, desde tiempos inmemoriales los terremotos han
sacudido su territorio destruyendo ciudades y dejando huellas en la historia.
Según la Red Sismológica Nacional, entre el 24 de mayo y el 23 de agosto de
2024 hubo 5.624 sismos cada día, por lo que entender el comportamiento de las
placas tectónicas ayudaría a mejorar la predicción y prevención de desastres
naturales a futuro.
Analizando más de 20 años de información
Los hallazgos demostraron que la zona de transición del
manto en esta parte del continente no es homogénea: a pesar de que el valor
promedio del espesor es de 258 km –solo 8 km más espesa que el
promedio reportado en el mundo–, en algunos lugares su espesor o grosor supera
los 300 km, mientras que en otros es menor, lo cual sugiere que las placas de
Nazca y del Caribe están interactuando con la zona de transición del manto
alterando la estructura profunda del planeta.
En contraste, se encontró que en la placa de Nazca bajo la
cresta de Malpelo, una cadena montañosa submarina en el Pacífico colombiano, la
zona de transición es hasta 50 km más delgada, posiblemente debido a la
dinámica divergente de la corteza oceánica en esta región. Estos cambios son
cruciales, ya que nos explican cómo se transfieren el calor y los materiales
dentro de la Tierra.
El manto terrestre sigue siendo un territorio casi
desconocido, un océano de roca y calor que moldea el mundo en el que vivimos.
Este estudio es un pequeño paso para iluminar ese abismo y entender mejor
nuestro planeta, y aunque aún queda mucho por descubrir, una cosa es segura: la
Tierra siempre tiene algo que contar, y ahora tenemos una mejor forma de
escucharla.
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