Estudios realizados con larvas y mosquitos del género Aedes –transmisor de virus como dengue, zika y chikunguña– capturados en Florencia (Caquetá) demuestran que algunas bacterias estarían implicadas en su resistencia a insecticidas como temefos y deltametrina, ampliamente usados en Colombia, lo que estaría poniendo en riesgo su control e influiría en el riesgo de transmisión. Un banco de 12 bacterias aisladas, caracterizadas e identificadas, es el primer paso para entender qué está ocurriendo y proponer soluciones biotecnológicas.
En lo que va de 2024 el Instituto Nacional de Salud ha
registrado 55.340 casos de dengue en Colombia, de los cuales el 40 %
presentó signos de alarma y un 1 % fue de cuadros graves. Así mismo, hasta
el pasado 3 de marzo se habían notificado 94 muertes probables por este virus,
con 10 casos confirmados y 69 en estudio.
“Se trata de una enfermedad que sigue representando retos
para la salud pública. Por eso desde la academia buscamos soluciones para su
control, tratando de entender nuevos mecanismos de resistencia, y enfocándonos
especialmente en el estudio del mosquito Aedes aegypti, que es
el principal transmisor del virus del dengue a los humanos”, explica Rafael
José Vivero Gómez, investigador del grupo Micro-biodiversidad y Bioprospección
de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Medellín.
En este sentido, el grupo de investigación adelanta un
proyecto en el marco de una convocatoria de fortalecimiento, con el liderazgo
de la profesora Gloria Ester Cadavid Restrepo, adscrita a la Facultad de
Ciencias de la UNAL Sede Medellín, que consiste en examinar las bacterias
presentes en el tracto intestinal de mosquitos Aedes, con el fin de
evaluar si estas influyen en la resistencia ante algunos insecticidas y si
pueden incluso ser utilizadas, por ejemplo, en biorremediación de aguas y
suelos, o control biológico.
“Para esto capturamos larvas de mosquitos en Florencia, una
de las zonas con mayor incidencia de dengue en el país y una de las áreas menos
exploradas en relación con enfermedades transmitidas por vectores. En
laboratorio, las larvas y hembras adultas se expusieron a los insecticidas
temefos y deltametrina para determinar su grado de resistencia con métodos
estandarizados. Así logramos confirmar que la población de Aedes presente
en el área urbana es resistente a ambos”, cuenta el investigador Vivero.
Posteriormente, a las larvas y hembras adultas que
sobrevivieron les extrajeron el intestino para ponerlo en medios de cultivo,
con un incremento gradual de concentraciones de insecticidas y otros medios
empleados como controles.
Tras seleccionar las de mayor potencial, y comparar también
con la literatura, examinaron de nuevo su tolerancia y cinética, y evaluaron
con métodos químicos y de cromatografía cómo degradan el insecticida.
Bacterias para cuidar el medioambiente
A futuro, mediante técnicas como la espectrometría de masas,
los investigadores esperan estudiar si las bacterias presentes en aguas
estancadas, donde se reproducen los mosquitos, estarían generando allí la
resistencia por estar expuestas al insecticida (tal como ocurre con algunos
antibióticos), para luego pasar a la microbiota de los mosquitos y hacerlos
resistentes también a ellos.
Así mismo, esperan determinar cómo estas bacterias “rompen” o “desdoblan” la estructura química del producto. “Estos análisis nos sirven no solo para diseñar estrategias de control de los mosquitos transmisores, sino también para la biorremediación de aguas y suelos contaminados incluso con herbicidas, es decir que existe un fuerte potencial en biotecnología ambiental”, continúa el investigador Vivero.
Por último, esperan socializar los resultados de estos
análisis en colegios, comunidades vulnerables y Secretarías de Salud de
Caquetá, con el fin de aportar orientaciones con base científica y estimular
entre los estudiantes la investigación para una aproximación a la formación
superior.
En el proyecto también participan: la profesora Claudia
Ximena Moreno Herrera, adscrita a la Facultad de Ciencias de la UNAL Sede
Medellín; los estudiantes Daniel Felipe Largo y Kevin Andrés Pérez, del
pregrado en Ingeniería Biológica, y Jennifer Danitza Viáfara, de la Maestría en
Biotecnología (Regiones Minciencias) de la misma Sede. Además, cuenta con la
colaboración de la Secretaría de Salud Departamental del Caquetá y del Programa
de Estudio y Control de Enfermedades Tropical (Pecet) de la Universidad de
Antioquia.
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