Los lodos galvánicos, considerados como residuos peligrosos por su alto contenido de metales pesados –entre ellos cromo, níquel y cobre–, ahora tienen un nuevo uso como materia prima en la industria cerámica, ya que sirven como encapsulantes de metales y pigmento al mismo tiempo. Estos desechos se generan en procesos en los cuales se depositan capas de metal sobre otro material para protegerlo de la corrosión, como en la fabricación de automóviles o tuberías.
En Colombia el uso de la cerámica se remonta a miles de años
atrás, cuando las primeras culturas precolombinas usaban la arcilla –esa tierra
especial, suave y moldeable cuando está húmeda– para fabricar vasijas,
utensilios, instrumentos musicales y otros objetos, con sus propias manos. Con
el tiempo, este material se ha utilizado para construir casas, como la famosa
Casa Terracota en Villa de Leyva, considerada como la obra de cerámica más
grande del mundo.
La arcilla surge del desgaste natural que experimentan las
rocas con el tiempo y el agua. Aunque con frecuencia se conoce por su color
ocre, también puede ser blanca, roja, gris, verde e incluso negra, según los
minerales que contenga.
Jhon Jairo Castañeda Bocanegra, doctor en Ingeniería -
Ciencia y Tecnología de Materiales de la Universidad Nacional de Colombia
(UNAL), le dio un nuevo valor al lodo galvánico producido en la industria, que
al desecharse de forma inadecuada puede generar contaminación ambiental porque
contiene metales pesados como cromo, níquel y cobre.
Las empresas galvanoplásticas que operan en Bogotá –como las
dedicadas a metalización, anodizado, cromado y niquelado, entre otras– están
obligadas a cumplir con la Resolución 2115 de 2007 y demás normas ambientales
vigentes que exigen el tratamiento previo de sus aguas residuales antes de
verterlas al sistema de alcantarillado público.
En dicho tratamiento se eliminan sólidos suspendidos,
materia orgánica y metales pesados y los lodos generados por este proceso se
deben eliminar de manera adecuada.
No se compromete la calidad de las baldosas
La fase experimental de esta investigación se hizo con lodos
procedentes de una planta de tratamiento de aguas residuales (PTAR) de procesos
galvánicos con altos contenidos de cromo, níquel y cobre. Consistió en una
serie de experimentos que evaluaron la viabilidad de incorporar los lodos
galvánicos en la producción de cerámica, los cuales incluyeron pruebas de
mezclado de estos desechos con arcilla en diferentes proporciones, y además se
determinaron los parámetros óptimos de procesamiento.
Mediante un proceso ingenioso, los lodos se incorporan a la
arcilla utilizada en la fabricación de productos cerámicos, actuando como un
agente encapsulante de los metales pesados y previniendo su liberación al
medioambiente. “Esto significa que el producto final, la baldosa cerámica, no
libera metales nocivos”, señala el investigador.
Como parte del proceso se crearon piezas para pisos y
paredes que ya habían sido procesadas, y luego de pasar por el horno se
caracterizaron y se llevaron a la fase de evaluación, que contemplaba pruebas
de resistencia mecánica, absorción de agua, densidad, porosidad y análisis
microestructural para entender cómo la incorporación de los lodos afectaba las
propiedades finales de los productos.
Como resultado de esas pruebas se demostró que esta nueva
formulación puede representar hasta un 8 % del material utilizado en la
producción cerámica sin comprometer la calidad del producto final. El experto
subraya que esto no solo reduce los costos de eliminación de los desechos, sino
que “también contribuye a la economía circular, al reutilizar materiales
previamente considerados como residuos”.
Un aspecto destacado de la investigación es el impacto
potencial en la reducción del consumo de pigmentos tradicionales utilizados en
la industria cerámica. “Después de incorporar los lodos galvánicos en la matriz
cerámica se evidenció un cambio en el color de los productos, lo que
significaría disminuir el uso de pigmentos costosos –como el óxido de
manganeso– para obtener tonos oscuros”, destaca.
La investigación aporta una solución sostenible para el
manejo de desechos industriales. Así se disminuirían los costos de disposición
final de los lodos galvánicos y se reduciría el consumo de pigmentos
inorgánicos tradicionales, que además son costosos.