El metabolismo es el proceso que usa el organismo para producir energía por medio de los alimentos que ingiere. Proteínas, grasas y carbohidratos, activan las reacciones químicas que tienen lugar en las células de cuerpo y que son transformados en aminoácidos, ácidos grasos y azúcares. Si la actividad física es mínima estos compuestos se acumulan y su exceso puede desencadenar obesidad, presión arterial alta, diabetes o cáncer, entre otras enfermedades.
Durante un reciente ABC, sección de Periódico UNAL, dedicado al
tema “El metabolismo: más allá de los mitos, su función en el organismo”, la
profesora Angélica María González, del Departamento de Ciencias Fisiológicas de
la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) explica, “la importancia de llevar
una vida sana para que el metabolismo del cuerpo sea estable, ya sea mediante
procesos físicos o químicos de una persona que requiera de energía”.
Por lo general las personas hacen referencia al metabolismo
con base en el gasto de reservas de grasa, a lo que denominan “quemar grasa”;
cuando no las eliminan al ritmo que desean hablan de “metabolismo lento”, y,
por el contrario, “metabolismo rápido”, si es al ritmo deseado.
“Eso es un mito, lo que se ha demostrado es que existen
diferencias genéticas o epigenéticas en la capacidad de ahorrar la energía en
forma de grasa”, señala la especialista González.
De ahí la importancia de entender el concepto de
metabolismo: es el proceso mediante el cual el cuerpo transforma los alimentos
y las bebidas en energía.
“Durante este proceso, las calorías de los alimentos y las
bebidas se mezclan con el oxígeno para generar la energía que el organismo
necesita”.
Acciones físicas naturales como respirar, mover los
músculos, caminar, leer, respirar, crecer, pensar; y químicas como generar
circulación sanguínea, actividad cerebral, temperatura corporal y la
eliminación de desechos como orina o materia fecal, requieren de un proceso
metabólico basal natural, el cual genera entre un 60 y 70 % de consumo de
energía diario.
El metabolismo basal hace referencia a la velocidad a la que
una persona “quema” energía, en forma de calorías, mientras está en reposo.
La experta anota que esto se conoce teóricamente como “rutas
de construcción” y se dividen en dos: anabólicas (usan energía) y catabólicas
(liberan energía), dependiendo la actividad que se realice.
La cantidad de calorías que quema una persona en un día se
ve afectada por la cantidad de ejercicio físico que haga, la cantidad de grasa
y músculo que tenga su cuerpo y su metabolismo basal.
“Para adquirir energía metabólica se recomienda realizar
como mínimo 150 minutos al día de actividades físicas moderadas y consumir
alimentos de forma constante pero equilibrada”, agrega.
Según datos del Ministerio de Salud y Protección Social en
Colombia, tan solo 11,8 % de niños y jóvenes practican alguna actividad física
como jugar futbol, correr o montar bicicleta, y un 28 % de los adultos algún
deporte al aire libre o en centros de entrenamiento como los gimnasios.
La profesora recuerda que la inactividad física genera entre
otras afectaciones diabetes, hipertensión o problemas cardiacos. “Para mantener
el equilibrio no es siempre necesario realizar intensa actividad de ejercicios
o pasar mucho tiempo en el gimnasio o practicar un deporte extremo, basta con
alcanzar el equilibrio entre la calidad y cantidad de los alimentos que se
consumen y una actividad física moderada”.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), para
desarrollar un metabolismo sano se pueden realizar actividades como caminar,
bailar, nadar o montar bicicleta.
Para evitar un metabolismo inestable, la profesora González
recomienda: “recomienda realizar como minino entre 30 minutos y una hora de
actividad física al día, e ingerir alimentos, preferiblemente frutas o
verduras, reducir las porciones diarias de comida y disminuir el consumo de
alimentos procesados, harinas y azúcares.