miércoles, 9 de junio de 2021

“Crudo y pesado”, la vida en los campos petroleros hecha arte

 Las vivencias de quienes extraen crudo y otros hidrocarburos también se convierten en material “crudo y pesado”, desde la mirada artística de Camilo Andrés Franco, docente de la Facultad de Minas y estudiante de la Maestría en Artes Plásticas y Visuales de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Medellín.

El objetivo de la investigación artística se enfocó en el lado humano de los campos petroleros, donde ingenieros y operarios conviven aislados durante semanas en medio de jornadas de trabajo extenuantes.

Se trata de un trabajo lleno de particularidades que inician en el investigador mismo, quien es ingeniero de Petróleos y doctor en Sistemas Energéticos y que siempre ha sentido inquietud por el arte, pero solo hasta ahora pudo estudiarlo.

“Decidí hacer la Maestría después de tener varias inquietudes que se revelaron a partir del trabajo con Carbon Quantum Dots (CQD), unas nanopartículas con propiedades excepcionales como la fluorescencia, es decir que bajo una luz UV se ven de cierto color”, contó.

En la industria petrolera esos CQD se usan para determinar la trayectoria de los fluidos (agua o petróleo) en el subsuelo. En su trabajo artístico las usó para trazar las experiencias de los trabajadores.

El investigador Franco conoció los campos petroleros cuando era estudiante de pregrado y le sorprendió los exigentes que resultan, pues las personas deben dejar a sus familias durante semanas enteras para convivir con extraños. En muchos casos, cuando hay exploraciones o perforaciones aisladas, los trabajadores deben dormir en camionetas y usar el agua que encuentren en los campos para asearse.

Entre overoles y cascos

“Los trabajadores del sector sufrimos discriminación porque nos tachan como ‘los que están dañando el planeta’, y aunque es un trabajo que suele ser muy bien remunerado, las condiciones de vida en campo no siempre son buenas”, agregó.


La investigación incluyó varias etapas. Una de las más llamativas fue la grabación de los testimonios de varios trabajadores que contaron sus experiencias –siempre en anonimato– pues según el ingeniero Franco, persiste el temor de ser identificados o sancionados. En uno de los videos, un funcionario (no se identifica el género) cuenta la preocupación por la invasión de espacios íntimos como los baños, donde varias veces encontró huecos o mirillas usadas para espiar.



En otra de las etapas del trabajo se usaron CQD como tinta invisible para plasmar pensamientos. “Es curioso cómo una de las industrias más exclusivas es una de las menos humanizada”, escribió otro funcionario.

El trabajo incluyó una instalación con elementos propios del campo petrolero –como overoles y cascos, herramientas de trabajo y hasta colchones– que intentan representar el concepto de “cama caliente” que se ve en algunos campos, para indicar que una cama es ocupada por
varias personas en un mismo día.

La profesora Nadia Moreno Moya, de la Escuela de Artes de la Facultad de Arquitectura y asesora de la investigación, explicó que pocas veces se habla de los espacios laborales como espacios de conflicto donde se “encuerpan” y “territorializan” diferencias en virtud de posiciones, género u orientaciones sexuales.


 “Uno creería que asuntos relacionados con el dominio de la presencia masculina no están tan encarnadas en trabajadores profesionales con niveles de formación altos, y esa fue una de las sorpresas del trabajo de Camilo”, dijo.

La docente enfatizó que a los estudios en artes usualmente llegan personas de disciplinas como arquitectura, diseño o ciencias sociales, pero pocas veces se encuentra a alguien de un campo del conocimiento tan opuesto como la ingeniería de petróleos, en la que predomina el método científico. “La especialización de las disciplinas nos ha puesto en celdas que dificultan el diálogo y por eso esta experiencia fue un aprendizaje de doble vía”, concluyó.







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